≫ ¿Puede reconocernos nuestro caballo a través de la vista?
Hoy vamos a tratar un tema sobre el que no hay mucha información, la visión de los caballos. Si le preguntamos a alguien que tenga un perro si cree que le reconoce cuando le ve, la respuesta sería afirmativa con total seguridad.
Pero cuando se trata del caballo existe un desconocimiento generalizado y muchos tópicos al respecto, como por ejemplo, que no tienen memoria.
Y como sucede en muchas ocasiones, la realidad es bien distinta ya que los caballos tienen una memoria fantástica. Eso sí, si durante sus primeros años de vida no se les ha tratado con cariño puede que se vuelvan ariscos, algo completamente natural, ya que es en los primeros años de vida cuando se forja su carácter y éste dependerá en gran medida del trato recibido y del entorno en el que creció. Exactamente igual que sucede con los humanos.
Siguiendo con el tema que nos ocupa, no sabemos si los caballos ven más o mejor que las personas, pero lo que es seguro es que vemos de forma diferente. Para ello, sólo tenemos que pensar en el lugar donde están situados los ojos del caballo.
La posición lateral de los ojos hace que tengan una visión más periférica, y que sus “puntos ciegos” estén en su parte frontal y trasera. De hecho, un dato curioso es que los caballos de hípica no saltan al ver la valla, si no que han memorizado antes el obstáculo. Esto demuestra que no son tan desmemoriados como podíamos pensar.
Debido a esta separación entre sus ojos, tienen una visión dicromática y monocular. Es decir, con cada ojo ven una cosa distinta, no como nosotros, que tenemos una visión que capta de forma conjunta lo que vemos con ambos ojos.
Otro inconveniente de la visión del caballo es que carece de profundidad, por lo que tienen muchos más problemas de percepción espacial que nosotros.
Por tanto, y a pesar de tener una visión diferente, el caballo es un animal especialmente sensible, capaz de reconocer diferentes rostros humanos siempre y cuando tengan un contacto frecuente. Un caballo sano reconocerá, en primer lugar, a su cuidador, porque suele ser la persona que más tiempo pasa con él, y es quien le da de comer. Si el dueño está habitualmente con el caballo, o incluso es su cuidador, también lo reconocerá a primera vista, e igualmente a su jinete, si es siempre el mismo. A este último, no solo le reconocerá, sino que le respetará, siempre y cuando el caballo haya recibido un trato óptimo.
“Gato” y “Mancha”, la prueba de que los caballos sí pueden reconocernos
La prueba de que los caballos reconocen a las personas y a sus cuidadores tiene nombre propio: “Gato” y “Mancha”. Son dos caballos criollos argentinos, que vivieron una de las hazañas equinas más recordadas.
Nacidos en torno al año 1910, estos dos caballos tenían un carácter muy frío, acorde con la climatología de la Patagonia, su procedencia.
Sus andanzas llegaron de la mano de Aimé Félix Tschiffely, un aventurero suizo nacionalizado argentino, muy famoso por sus apariciones en publicaciones como National Geographic.
Tschiffely emprendió una ruta de más de 8.500 kilómetros, desde Buenos Aires hasta Washington DC, una distancia jamás cubierta previamente por un caballo. “Gato” no pudo completar este increíble recorrido, al lesionarse en Ciudad de México, pero “Mancha” sí lo consiguió, después de 3 años y 4 meses, pasando por situaciones extremas en cuanto al clima -¡desde -18º a 52º!-, y a su recorrido, llegando a subir a altitudes cercanas a los 6.000 metros sobre el nivel del mar por el Paso del Cóndor.
Esta hazaña fue tan increíble que el 20 de septiembre se celebra el Día del Caballo en Argentina, por la fecha en la que Tschiffely llegó a Washington: el 20 de septiembre de 1928.
¿Y por qué esta historia demuestra que el caballo puede reconocer a su cuidador al verlo?
Tal y como contó posteriormente Tschiffely, “Gato” y “Mancha” regresaron a Buenos Aires, mientras que el aventurero regresó directamente a Suiza desde Washington.
No fue hasta unos años más tarde cuando Tschiffely volvió a ver a sus intrépidos compañeros de viaje en El Cardal, en Buenos Aires. En ese reencuentro, ambos caballos fueron galopando hacia él, demostrando que no habían olvidado a su cariñoso cuidador.
Y ahora que ya sabemos que el caballo reconoce a su dueño y, probablemente, a todas las personas de su entorno que tienen contacto directo con él, ¿creéis que serán capaces de identificar las emociones del rostro?
La respuesta vuelve a ser afirmativa. Un equipo británico de investigadores de la Universidad de Sussex demostró por primera vez que los caballos son también capaces de identificar si una persona está contenta o enfadada, por la expresión de su rostro.
El estudio se llevó a cabo con 28 caballos a los que se les mostraban fotografías de personas con expresiones alegres o enfadadas y se examinaron sus diferentes reacciones espontáneas. Hay que decir que las personas encargadas de realizar el experimento no podían ver las imágenes mostradas a los caballos, para no condicionar sus reacciones.
Cuando se les mostraban las fotografías de personas enojadas, los caballos miraban más con su ojo izquierdo -un comportamiento asociado con la percepción de estímulos negativos-. Su ritmo cardiaco también aumentaba y mostraban más reacciones relacionadas con el estrés.
Según comentó una de las investigadoras, la mayor reacción de los caballos a las expresiones negativas se puede deber a que el animal reconozca una amenaza en su entorno y de esta forma se anticipe a un comportamiento humano negativo, como por ejemplo un manejo brusco.
En definitiva, podemos concluir que animales y personas guardamos grandes similitudes. Los caballos son animales muy inteligentes y sensibles y su comportamiento y carácter dependerán en gran medida del trato que reciban.
Os animamos a probar si vuestro caballo os reconoce, y cómo reacciona si os ve un poco enfadados. Y si queréis, nos encantaría que compartieseis con nosotros vuestras experiencias.
Para más información, ya sabéis que estamos a vuestra disposición ennuestra tienda de Collado Villalba (Madrid), en Facebook y en el email: deraza@tiendahipicaderaza.es