Embocaduras
Embocaduras para caballos
Las embocaduras para caballos sirven fundamentalmente para guiar a los caballos y dominarlos en la doma. La historia de las embocaduras parece ser que se remonta a hace miles de años. Con el paso del tiempo han ido evolucionando y mejorando para evitar daños y lesiones, hasta llegar a los distintos tipos que podemos encontrar hoy en día.
Actualmente son tres las embocaduras más destacadas: filetes, bocados y hackamore. Cada uno con sus ventajas e inconvenientes, aunque con el mismo objetivo: minimizar el daño en la boca del caballo, que como sabemos, es una zona muy sensible.
Tipos de embocaduras para un caballo
Los filetes son una piezas metálicas que van dentro de la boca del caballo y que en su parte exterior está unido a unas anillas donde se fijan las riendas y la correspondiente cabezada. Los filetes pueden ser de diferentes materiales, como de acero inoxidable, cobre o materiales especiales como el aurigan, entre otros.
La presión que se hace sobre la boca del caballo actúa principalmente en la lengua y en los asientos del caballo.
Por otro lado, el bocado es parecido al filete, pero en lugar de anillas lleva unas barras que se unen con las riendas y una cadenilla o barbada para ajustar la embocadura al caballo, de tal manera que hace un efecto palanca.
El bocado hace aumentar la fuerza que ejerce el jinete sobre la boca del caballo, y la presión llega también al paladar y la quijada.
Es por este motivo que el bocado suele utilizarse en ejercicios más avanzados y para mejorar ciertos movimientos. Incluso puede llegar a combinarse las dos piezas: el filete y bocado, sobretodo si se trata de la doma clásica.
Por último, existe el hackamore, que no es una embocadura como tal, ya que no hay hierros dentro de la boca del caballo. Consiste en dos patillas metálicas unidas por dos tiras, una sobre la nariz y otra bajo la barbilla. Así, sólo se presiona sobre estos dos puntos.
De esta forma, a diferencia del filete con anillas y del bocado, el hackamore es un método menos molesto para los caballos y no causa ningún daño en la boca del caballo.
Es importante tener en cuenta que la boca de los caballos está llena de terminaciones nerviosas y que un uso inadecuado de los hierros puede causar graves molestias. Es por esto que hay algunas disciplinas donde el uso de los métodos de cabezada sin embocadura (bitless) están indicadas.
Cómo elegir una embocadura
Lo principal para elegir una cabezada con embocadura es ver el tamaño de la boca del caballo para que ésta sea acorde con sus dimensiones.
Debemos tener en cuenta el largo. En caso de quedar muy ajustada puede apretar la boca del animal y causarle daño, mientras que si queda muy suelta, puede moverse y lesionar el paladar.
Lo conveniente es que sobresalga unos 5 milímetros por cada lado. De hecho, encontramos filetes y bocados desde los 105 milímetros para los ponis hasta los 155 milímetros para los caballos más grandes. La talla más utilizada es la de 125 milímetros.
Además, debemos tener en cuenta el grosor de las piezas internas. Generalmente, los filetes y bocados más gruesos son menos molestos que los más finos, que pueden provocar cortes y dolor. En este sentido encontramos gruesos de entre los 14 y 21 milímetros. Las piezas de tamaño intermedio son las más habituales.
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