≫ Cómo preparar el viaje de nuestro caballo en avión
Cuando vemos en los medios de comunicación competiciones en las que participan binomios españoles, no pensamos en la complicada preparación que requiere un viaje, especialmente cuando el medio de transporte que tenemos que utilizar es el avión. Pensemos por ejemplo en los recientes Juegos Olímpicos celebrados en Brasil.
En nuestro ‘Blog De Raza’ hoy os vamos a contar cómo se debe afrontar un viaje en avión para que nuestro caballo cuente con las máximas garantías de seguridad y comodidad. Existen empresas especializadas en este tipo de traslados y siempre es recomendable acudir a profesionales en estos casos.
El primer paso es recoger al caballo en su ciudad de origen y trasladarlo a una finca de cuarentena. Tras ese primer desplazamiento, un veterinario se encarga de realizarles un chequeo físico, que una vez superado, da paso a un baño con productos desinfectantes y a su alojamiento en las cuadras, que por supuesto han debido ser previamente desinfectadas también, para guardar la cuarentena a la que obliga la ley.
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Cuando el animal lleva un día en esas cuadras, y con previo aviso a la delegación territorial, el veterinario saca las muestras para las pruebas que requiere el país de destino, que se envían refrigeradas y por vía urgente al laboratorio oficial.
Cada país tiene requisitos diferentes, tanto para las pruebas a realizar, como para los tratamientos. El veterinario deberá adaptarse en todo caso a los requisitos del país a donde viajará el caballo. Habitualmente, los tipos de enfermedades más comunes que se analizan son: Piroplasmosis, Metritis, Arteritis Viral Equina, Brucelosis y la Anemia Infecciosa.
Estando en el centro de cuarentena, los caballos reciben todos los cuidados necesarios para su bienestar, tienen siempre las camas limpias y en cantidad, se cepillan a diario, se trabajan a la cuerda (para que no pierdan la forma física), se les alimenta de manera individual según criterio veterinario, se analiza su carácter para después situarlos en el avión, en la posición más adecuada dentro del “horsestall / container”. En definitiva, se les brinda el mejor trato posible, a la altura de la responsabilidad que asume la empresa contratada para ese traslado.
Cuando se trata de potros, en lugar de dar cuerda, se les suelta en lugares adecuados para que puedan moverse a su antojo y así evitarles estrés.
El proceso y duración de la cuarentena varía según el país de destino. Una vez que llegan todos los resultados del laboratorio oficial, se realizan los trámites de exportación a través del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, que emitirá el correspondiente certificado. En paralelo a la cuarentena, se van contratando los vuelos y se prepara la documentación aduanal de despacho.
No todas las compañías aéreas permiten el transporte de animales vivos. Entre las que sí lo permiten están Air France, KLM, Martinair, Cargolux, Lufthansa y DHL en América. Normalmente se trata de vuelos cargueros, pero también existen los vuelos Combo, que transportan pasajeros y en la cola del avión hay posibilidad de ubicar hasta siete “horsestalls”.
Los containers miden aproximadamente 244 cm de alto x 244 cm de ancho x 320 cm de largo (aunque estos valores varían según la compañía aérea), y están preparados para transportar tres animales o dos yeguas con rastra, o hasta siete potros de destete. La cantidad de potros por container lo determina la edad y el tamaño de los animales. Por lo tanto, los animales podrán viajar según su edad, en mayor o menor número dentro del “horsestall”, pero a partir de los 18 meses, son considerados adultos, y tienen que viajar por separado. Las yeguas con rastra viajan con la mitad de un container y los potros no deben superar los seis meses.
Ningún país pone problemas en su entrada, pero en algunos casos, los sementales deben pasar una cuarentena extraordinaria, ya en el lugar de destino.
El día que está previsto el vuelo, se baña y acicala a los animales (rapando orejas y menudillos), y en el caso de las yeguas, se les repasan las crines para dejarlas como si fueran a un concurso morfológico. Después, el veterinario los revisa antes de subir al camión, para que todo esté en correcto estado.
Cuando está todo preparado, se les traslada al aeropuerto. Allí serán colocados en los “horsestalls” en el orden que previamente se había estudiado para su comodidad. Durante el viaje, cada animal dispone de redes de alimento individuales que se rellenan en varias ocasiones, para que no les falte comida durante el trayecto.
Una vez dentro del avión, se aclimata la temperatura a las necesidades de los caballos, normalmente entre los 15º a los 18º, se les abreva y los cuidadores que les han atendido durante todo este tiempo, también despegarán junto a ellos. Son los conocidos como “grooms” o “horse attendants”, que durante todo el vuelo estarán a su disposición para su mayor tranquilidad, dándoles de beber, de comer, y siempre pendientes de cualquier cosa que necesiten.
Si un animal se pone excesivamente nervioso, hay que tranquilizarlo lo más pronto posible acariciándole y dándole confianza, ya que no se permite utilizar ninguna clase de fármaco, al estar prohibido por la reglamentación aérea.
Normalmente el nerviosismo es causado por la nueva situación, y acariciándolos y permaneciendo a su lado se tranquilizan, porque se sienten más confiados, y por eso es tan importante la relación que los “grooms” tienen con los animales en el centro de cuarentena.
No es necesario que viaje un veterinario colegiado con los animales, pero según el número, tiene que ir una, o varias personas cualificadas que previamente han sido examinados y aceptados para ello, tanto en conocimientos veterinarios, como en conocimientos de las aeronaves.
La alimentación es muy importante antes del transporte, pues se necesita que los animales estén en plena forma. Durante el viaje, se alimentarán con avena en flor, alfalfa y heno.
Todos los animales viajan bien, no importa su edad, pero es cierto que cuanto más domados están o más tocados estén, es más sencillo, porque adquirirán antes confianza con el personal que les cuida. El PRE, es una de las razas que más facilita las cosas, por su carácter y rápida adecuación a los cambios.
Cuando los caballos aterrizan, se entrega toda la documentación tramitada por los agentes de aduanas y con la autorización de las autoridades sanitarias del país de destino, se procede a descargar a los animales, que volverán a ser acicalados y entregados a las personas que el propietario haya designado para recibirlos.
Nuestro consejo es que si necesitas exportar équidos, lo más importante es que lo hagas a través de una empresa que te ofrezca máxima confianza, puesto que estamos hablando de transportar animales, seres vivos que sienten y padecen, y que por lo tanto, merecen tener las mejores atenciones.
Los animales se pueden transportar durante todo el año, pero la fecha más complicada es Navidad, por el cambio de circulación aérea y la festividad de muchos de los organismos que intervienen en el proceso de exportación/importación.
Esperamos que esta información haya sido de vuestro interés, y ya sabéis que estamos a vuestra disposición en nuestra tienda de Collado Villalba (Madrid) o en el mail deraza@tiendahipicaderaza.es