≫ Aprender a escuchar a los caballos
¿Os acordáis de aquella preciosa película titulada “El hombre que susurraba a los caballos”? Pues bien, el tema que os traemos hoy viene a esclarecer el concepto del tratamiento de ciertos problemas de los caballos a través de la terapia equina.
Para ello, hablamos con Paula Castro, Terapeuta Equina en PSI EQUUS, que nos ayudará a saber más de este apasionante campo.
La base de la terapia equina es el tratamiento a través del “horsemanship” (Horse-man-ship: caballo-humano-relación), y de la doma natural / racional. Se trata de dar solución a determinados problemas entendiendo al caballo y considerando sus instintos como base del trabajo. Aprendiendo a relacionarnos con ellos de una forma no invasiva.
Paula, ¿qué es la terapia equina?
No es una teoría freudiana ni nada parecido a la psicología humana como la conocemos. Consiste en aprender a escuchar al caballo, su lenguaje no verbal, entenderlo, enseñarle un código de comunicación y ayudarle a afrontar los conflictos, aprendiendo de ellos, a través de ese lenguaje. Todo esto, basándonos en los instintos primarios del caballo:
- Ahorro de energía: por su naturaleza de presa, ya que necesita tener energía para ejecutar una fuga eficaz si fuera necesario.
- Socialización: son animales gregarios que, al igual que el ser humano, necesitan relacionarse con los miembros de su especie y hacer manada para estar en equilibrio.
- Pasto en libertad: es una de las necesidades peor atendidas en la actualidad. Como buen herbívoro no rumiante (además de tener un aparato digestivo delicado por su incapacidad de vomitar) necesita pastar durante todo el tiempo posible a lo largo del día. No es un instinto como tal pero es una necesidad tan básica que tenemos que considerarla como imperativa. La salud del caballo depende del ángulo en el que tiene el cuello cuando come, sus dientes se pulen en relación a ello y comer del suelo evita problemas dentales; la naturaleza de sus cascos hace necesario ese acto de estar en libertad paseando sin prisa, ya que cada pisada ayuda a bombear la sangre del casco de vuelta hacia el cuerpo, un camino difícil por largo, vertical y con vasos muy finos. En resumen, el clásico paddock es un lujo hoy en día y una necesidad imperiosa para la salud física y mental del caballo.
¿Qué casos suelen tratar los especialistas como vosotros?
Lo ideal sería que todos aprendiéramos a escuchar a nuestros caballos, pero ese sería un trabajo de concienciación muy largo.
Podríamos decir que todos los casos son tratables, unos más necesarios que otros. Hay caballos que desgraciadamente acaban donde no deberían por traumas del pasado mal gestionados. Hay dueños que no se plantean que el “problema” de su caballo tenga una solución no invasiva, pero la hay; el caballo es un ser inteligente y noble, puede y sabe confiar en el ser humano, solo tenemos que enseñarle que no somos una amenaza. Esa es la eterna lucha, relacionarnos sin miedo, pidiéndole colaboración en lugar de imponiendo nuestros deseos sin pensar si los entiende y participa en ellos de buen grado, cosa factible absolutamente.
Cualquier problema que le dificulte el trabajo a su dueño es un caso tratable. Pero incluso algunos casos leves que no impiden su actividad normal, deben ser tratados también para que no los sufra el caballo de forma permanente.
Tenemos que ser conscientes de que el caballo doméstico vive cada vez más alejado de lo que es natural para él, y pensar qué podemos hacer para normalizarles esa situación, psicológicamente es muy importante para ellos.
Cuando de lo que se trata es de la resolución de conflictos, dependerá mucho de la voluntad y el tiempo del dueño. Se puede relajar a un caballo estresado, explicar las condiciones que el caballo necesita para no recaer, dedicarle al caballo las horas que hagan falta. Pero si el dueño no cambia la conducta o repite los patrones que llevaron al caballo a tener ese problema, cada nueva sesión será casi como la primera, porque retrocederá el trabajo por un modus operandi opuestos a las necesidades naturales del animal.
La concienciación es la base. Es maravilloso ver dueños entregados, se ven más rápido los resultados, y hasta ellos acaban siendo más felices relacionándose de una forma más armoniosa/pacífica con su compañero. Incluso algunos participan en la terapia. Al cabo de pocas sesiones han aprendido lo suficiente para empezar a ejecutarlas ellos en la pista con el caballo y yo dando soporte desde fuera.
Al final dejan de necesitar ayuda, el caballo está bien -siguiendo sus instintos y llevando su vida como le es más natural-, y el dueño sabe ayudarle por si mismo ante cualquier pequeño problema que se les presente.
¿Qué opinas del concepto de “doma natural”?
En España, se usa mucho este término, pero para el caballo la doma no es algo natural -lo normal para él sería estar suelto, con la manada en un prado, pastando la mayoría de las horas del día-, así que lo más indicado sería sustituir el término natural por racional.
Ahora, lo importante es ver que estamos llamando “doma” a un trabajo que también -y sobre todo-, se realiza con caballos domados que necesitan una reinterpretación de su relación con el ser humano. Así que, desmontando conceptos, la traducción del americano “horsemanship”, literalmente, se refiere a la forma y calidad de la relación entre el humano y el caballo, y viceversa.
Basándonos en eso, aprender a manejar los instintos naturales del caballo para ayudarnos en nuestra relación con ellos sin conflictos para ambos, de una forma pacífica y haciendo que el caballo disfrute del trabajo que realiza como cooperante con el ser humano. Esto es posible, en el momento en que dejamos de considerar al caballo como un instrumento y lo convertimos en un compañero.
Gracias Paula por instruirnos en este apasionante campo, y os animamos a conocer más sobre la terapia equina en el mail psiequus@gmail.com o en el teléfono 617 983 694.
Y ya sabéis que nos tenéis a vuestra disposición en nuestra tienda de Collado Villalba (Madrid), en Facebook y en el email: deraza@tiendahipicaderaza.es