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≫ El origen de los caballos “bailaores”

Si hay una disciplina ecuestre que despierte la admiración de todo tipo de público, esa es sin duda, la de los caballos “bailaores”. Hoy hablamos de ello en nuestro Blog De Raza, para conocer su historia y sus orígenes, que han dado lugar a la complicidad perfecta del binomio que consegue un resultado tan espectacular.

Sus orígenes

Esta disciplina se denomina "Alta Escuela" y es una de las ramas de la equitación más antiguas que se conocen, y que tiene sus orígenes en la doma de guerra que se empleaba en el siglo XVI cuando se creó la caballería ligera.

Esta sección nació entonces como respuesta a las recién inventadas armas de fuego. Anteriormente, los cuerpos de caballería estaban formados por lanceros con caballos pesados que en formación cerrada de combate aplastaban a la infantería enemiga con sus lanzas. Cuando aparecieron los cañones y las armas de fuego más ligeras -como los trabucos, arcabuces, etc.-, la formación cerrada de lanceros ya no tenía el efecto arrollador de antaño, lo que les convertía en un blanco fácil para estas nuevas armas, ya que los jinetes eran incapaces de girar los caballos en plena carga, no podían evitar así el fuego enemigo si venía por sorpresa y los animales se pegaban mucho unos a otros, por lo que una sola bala de cañón podía derribar a varios caballos a la vez.

Desde el siglo XVI la caballería se utilizó como arma ofensiva cuando el enemigo se retiraba o no estaba parapetado con artillería, para atacar por sorpresa o para rematar operaciones de infantería. Ya no era el principal arma de ataque como lo fue en la antigüedad, y por este motivo el guerrero a caballo fue aligerando su equipo, con una simple coraza que lo protegía mucho menos pesada que la armadura, y con un uso cada vez menor de la lanza que poco a poco fue sustituyéndose por la espada y el trabuco. Esta nueva caballería necesitaba un tipo de caballo más ágil y una monta de  respuesta más rápida, ya que la acción de combate empezó a estar basada en rápidas escaramuzas y maniobras de hostigamiento, no de ataque directo.

Muchas veces el guerrero a caballo se veía rodeado de soldados a pie a los que tenía que combatir para que no lo desmontaran y otras se enfrentaría a otros jinetes en duelos a espada en pequeños combates.

Fue entonces cuando los jinetes empiezan a pensar en ejercicios que les puedan salvar la vida, pasando a depender más de la pericia individual de cada uno y no de la fuerza del grupo como se combatía antaño.

En este periodo aparecen las primeras escuelas de caballería, se enseñará al caballo el arte de la guerra pero también será instruido en la ligereza y la manejabilidad para transformarlo en un caballo de entretenimiento para los desfiles de la corte. Se convierte así en un caballo para los tiempos de guerra que también se lucirá en la paz.

Con estos antecedentes, podemos entender mejor por qué muchos de los ejercicios que realiza el caballo están originados en esa clase de entrenamiento bélico, por ejemplo, los movimientos que tratan de conseguir que el caballo cocee (la cabriola) para golpear al enemigo que ataca por detrás, o cuando los caballos se ponían de manos de diferentes maneras que permitía evitar el ataque frontal de la infantería, e igualmente los giros sobre los pies (medias piruetas), que pueden ser utilizados para atacar y huir.

La alta escuela

El primer maestro de alta escuela más reconocido fue el francés Antoine de Pluvinel en el siglo XVI, al que siguió otro jinete francés, La Guérinière en el siglo XVIII, que escribió además un tratado completo de equitación. Antes de estos dos genios de la equitación hubo otros jinetes famosos como el italiano Pignatelli y el duque de Newcastle en Inglaterra.

No se conoce el nombre de ningún maestro de alta escuela anterior a estos jinetes ilustres del final XVI, pero sí hay algún dato del siglo XV en los que se mencionan a los caballos y jinetes españoles como los mejores para el adiestramiento de guerra en esa época, ya que en palabras del maestro Altstadt: “no conocieron la paz durante siglos y aprendieron técnicas de los musulmanes que luego perfeccionarían”.

La Alta Escuela se desarrolló más como un arte a partir del periodo Barroco, cuando los caballos de perfil acarnerado, crines exuberantes y formas redondeadas se pusieron de moda; razas como los Andaluces y Lusitanos, se distribuyeron por toda Europa dando lugar a otras razas "barrocas" locales, como los Lipizzanos en Austria, o los Klaruber en Hungría. Su fin era entretener a la nobleza absolutista de la época con la ejecución de ejercicios muy concretos de doma en un picadero en donde todos pudieran contemplar el espectáculo. 

En cada país en donde se practica históricamente hay diferentes escuelas. Tenemos la Francesa de La Cadre Noir, y la Escuela Española de Viena en Austria, son diferentes, aunque en esencia tienen el mismo origen. La Escuela española fue fundada en 1572 (durante el reinado de Felipe II, rey de Austria y por tanto con familia en Austria, Hungría y otros países en donde se implantó este tipo de doma) pero no fue hasta 1918 que no se abrió al gran público. 

La Cadre Noir en cambio se fundó en 1828 y desciende de la Real Escuela de Equitación Francesa fundada por el maestro antes citado François Robichon de La Guérinière hacia 1731 en Versalles, durante el reinado de Luis XV de Francia.

Gracias a la alta escuela tenemos el deporte moderno que llamamos hoy doma clásica, pues la doma clásica es la evolución y simplificación de la doma tradicional de las cortes de Viena y Francia que tenían su influencia en toda Europa. 

Con el paso de los años y la aparición de razas nuevas para el deporte muchos usos tradicionales desaparecieron y otros evolucionaron de esta forma se separa definitivamente la alta escuela de la doma clásica a finales del siglo XIX siendo esta ultima disciplina olímpica en el siglo XX evolucionando de forma distinta en reglamentos, vestimenta del jinete y aparejos del caballo. 

La doma clásica se va convirtiendo en un deporte de masas, accesible al gran publico con unas normas y reglamentos iguales en todos los países del mundo, mientras la alta escuela sigue fiel a sus raíces, tradiciones, vestimenta y escuelas originales en donde se perfecciono de forma casi inalterable al paso del tiempo. 

La doma clásica comparte con la alta escuela estos ejercicios: apoyos, espalda adentro, pasos atrás, cara al muro, grupa adentro (travers y renvers), piaffe, passage, piruetas y cambios de pie. 

Pero la Alta Escuela además añade la elevada, la corveta, la cabriola, el paso español y trabajos con riendas largas. 

El entrenamiento completo tiene una duración de tres años. En la primera etapa se le enseña al jinete y al caballo la equitación directa (pasos normales manteniendo postura y asiento elástico). En la segunda etapa se enseña al jinete a controlar su caballo manteniendo ritmo y elasticidad. Se instruye al jinete y caballo en pasos y vueltas que incluyen la pirueta, la passade, el passage y el piaffe. La tercera etapa se concentra en maniobras exigentes como la cabriole (el caballo da un brinco con sus piernas delanteras bien dobladas contra el cuerpo y las traseras estiradas completamente), la ballotade o corveta (son también brincos, pero en esta ocasión las patas delanteras y las traseras deben estar dobladas a la vez con los cascos visibles), y la croupade (las patas delanteras y las traseras deben estar dobladas bajo el vientre de modo que no se vean sus cascos).

En el siglo XX aparece en España la Escuela Andaluza del Arte Ecuestre y esta disciplina se hace más popular gracias a sus espectáculos y cursos. En la actualidad, junto a Portugal e Italia, somos uno de los países en los que hay más competiciones de alta escuela. 

También en México y Brasil hay mucho interés por la Alta Escuela pues los caballos españoles y lusitanos son muy valorados allí.

En cuanto a la forma, hay diferencias sobre los uniformes, medidas del picadero, movimientos o razas de caballos según sus variantes. En España y Portugal se utilizan caballos PRE y Lusitanos, y los arreos son los típicos de estos países, pero en Austria se usan caballos Lipizzanos y la exhibición de más renombre se hace en el picadero de Invierno, construido por el rey Carlos VI en 1729. En Francia, las razas suelen ser del tipo Silla Francés, no tan barrocas, y se suelen practicar también a cielo abierto.

Debido a que no es un deporte olímpico y a su histórico carácter tradicional, ha hecho que la Alta Escuela sea un tipo de doma menos popular y conocida, y que esté más cerca del espectáculo que del deporte. Y además, un buen caballo de Alta Escuela que haga bien todos los ejercicios es muy caro y difícil de conseguir, pues se convierte en algo casi único y especial del que su propietario no se quiere deshacer si ama la doma tradicional.

Esperamos que este artículo os haya resultado interesante, y ya sabéis que si tenéis alguna consulta, estamos a vuestra disposición en nuestra tienda de Collado Villalba (Madrid), en Facebook y en el email: deraza@tiendahipicaderaza.es 

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